Finalizamos nuestro taller literario sobre Lady Susan recogiendo y analizando los resultados de los debates, así como los del cuestionario que se entregó en la primera sesión a los asistentes.
La segunda y tercera sesiones se realizan los días 2 y 9 de noviembre en la Biblioteca Rafael Rubio, de Los Dolores (Cartagena).
Me encuentro ante un grupo de lectores que mayoritariamente superan los 50 años de edad, salvo dos excepciones que se sitúan en la franja de entre 20 y 30 años.
Un pequeño porcentaje de los asistentes no han leído a Jane Austen, mientras que la mayoría quedaron cautivados sobre todo por Orgullo y Prejuicio, y en menor medida por Sensatez y sentimientos, Emma, Persuasión y Lady Susan por este orden.
Además, una gran mayoría no ha asistido a ningún taller literario pero cinco personas forman parte de clubs de lectura e incluso alguna de ellas dirige alguno.
Consideran que el valor de las obras de Austen reside sobre todo en su estilo narrativo y en el análisis de sus personajes por encima del argumento y la ambientación.
Tras la realización del taller, Lady Susan gana puestos y la valoran como una de las obras más fascinantes de la autora. Perciben de forma contundente la inteligencia con la que está estructurada, la ironía, el doble lenguaje de la protagonista, la forma casi mágica con la que se van dibujando los personajes y el enlace de unas cartas con otras que cierran puertas para ir abriendo otras que permiten avanzar en la trama formando parte de la subjetividad de los personajes que presentan la realidad tal y como ellos la perciben.
En la segunda sesión analizamos hasta la carta 21.
Los asistentes se sienten atrapados por el perfil psicológico de Susan Vernon, les crea un estado casi hipnótico del que solo salen por el rechazo que les ocasionan los sentimientos y las actitudes que mantiene hacia su hija Frederica.
Comentan que es maravilloso cómo Austen parece jugar con el lector enlazándole con el reto que Lady Susan se propone frente al mundo que le rodea: fascinar. Le fascina fascinar. La admiración que tantos sienten por ella alimenta su narcisismo; utiliza a los demás, es incapaz de empatizar y es muy difícil eclipsarla. Ella gira el mundo 1800 a su antojo, dejando en evidencia a los que la critican hasta que no es descubierta. A descubrirla nos ayudan, en primer lugar, Catherine Vernon y su claro entendimiento ante la evidencia, aunque no inmune a la fascinación que produce su cuñada. Y en segundo lugar, tras padecer el paso del huracán Susan, el traumatizado Reginald De Courcy, quien, uniendo las piezas del puzle y una vez escuchada la voz de Frederica, va saliendo del hechizo y descubre la terrible realidad.
Todos los participantes coinciden en que no hay nada que incite más a Lady Susan que tener frente a ella a un joven prejuicioso para comenzar a modelarlo fría y poderosamente. A ella la enferman la sensibilidad y la naturalidad en el amor: son dos obstáculos para un manipulador emocional.
Se señalan las cartas 5 y 21 como las favoritas.
En la carta 5, Susan Vernon aparece en primera persona y escribe a su amiga Alicia Johnson, mostrándose tal y como es; resulta especialmente sangrante la manera de referirse hacia su hija.
Por otro lado, la voz de la hija adolescente se escucha por primera y única vez en la carta 21. Hasta ese momento la imagen de la niña va de boca en boca, pero entonces aparece dibujada en primera persona en la carta que le escribe a Reginald: un grito de auxilio desesperado que intenta paralizar las intenciones maternas de casarla con sir James; no solo no podría sentir amor, sino tampoco el más mínimo afecto por alguien a quien desprecia absolutamente (prefiriendo incluso ganarse el sustento por sí misma antes que acabar con él).
También resaltan que Reginald cae en las redes de la protagonista por resultarle a priori divertido analizarla desde cerca; pero, para manejarse en territorio Vernon hace falta no perder la perspectiva. Sin embargo, a Catherine no la engaña ni aun de cerca, a pesar de sus intentos por persuadirla, porque ha sufrido en sus propias carnes los efectos devastadores del huracán Susan.
En definitiva, llaman su atención los siguientes aspectos:
- La capacidad de embaucar al lector.
- La relación Vernon-Johnson.
- La evolución de Reginald con respecto a Lady Susan.
- La relación desnaturalizada y con maldad hacia su hija.
- La voz de Frederica. ¿En qué centra su carta?
- La confusa relación de Lady Susan con Manwaring.
Acaba nuestro taller con el debate sobre las cartas restantes y una lluvia de conclusiones finales.
En este sentido se reseñan párrafos que les parecen muy interesantes tales como:
- “ Me pregunto dónde está el odio que el verdadero amor debía haberle hecho sentir contra una niña, sin talento ni educación, que me estaba calumniando y que yo le había enseñado a despreciar”.(Carta 22 Lady Susan a la señora Johnson).
- -“La próxima vez que escriba, espero poder deciros que sir James se ha marchado, que lady Susan ha sido vencida y que Frederica ha dejado de sufrir”. (Carta 23. La señora Vernon a lady De Courcy).
- “¿Me consideráis una madre desnaturalizada?” (Carta 24. La señora Vernon a lady De Courcy).
- “A pesar de lo dócil que se muestra ahora, no puedo perdonar semejante ejemplo de soberbia; y dudo si castigarle rechazando su amistad algún tiempo después de nuestra reconciliación o casándome con él para atormentarle el resto de su vida”.( Carta 25. Lady Susan a la señora Johnson).
Comentamos el desenlace de la historia y cómo se desatan los nudos con unos dedos inteligentes que seducen al lector llegando a la conclusión de que nuestra Jane cierra todas las incógnitas y nos muestra el destino de cada uno de sus personajes.
Es una forma epistolar que va más allá de un difícil estilo literario, Austen deja de nuevo sus huellas y acaba la historia con un capítulo de “conclusiones” donde regresa a su voz personal y única para tejer historias.
¿Castiga o premia a su antiheroína? Preguntan los asistentes. La respuesta solo la tiene ella:
“ Es imposible saber con seguridad si lady Susan fue feliz o no en su segundo matrimonio, pues ¿quién podría creer lo que ella afirmara? El mundo debe juzgarlo en función de sus probabilidades. No tenía nada en contra de ella, excepto a su marido y a su conciencia”.
Finalizo esta maravillosa experiencia con la lectura de frases decisivas del resto de sus novelas que atrapan la curiosidad de los lectores preparándose para dejarse cautivar por ellas y con el firme compromiso de realizar otro taller sobre Orgullo y prejuicio próximamente.
Muchísimas gracias a los asistentes y a todos los que han colaborado en su difusión.
Por M. Ángeles Lorente
Socia de JASES