Persuasión (2022), o cómo aguar a Jane Austen

La nueva adaptación austeniana que ha llegado a nuestras pantallas de la mano de Netflix se trata de Persuasión, dirigida por Carrie Cracknell y de guión adaptado por Ron Bass y Alice Victoria Winslow, en un ejercicio de rejuvenecimiento forzado de una autora que no lo necesitaba en absoluto. La profundidad de la novela más madura de Jane Austen, una obra a menudo llamada «otoñal», es drenada lo más posible. Persuasión (1817) narra la historia de Anne Elliot, la hija mediana de un arruinado noble, que rechazó a un joven marinero, Frederick Wentworth, siguiendo los consejos de Lady Russell, la figura materna que suple a su fallecida madre. Tras su vuelta, siendo ahora capitán con fortuna, la solterona (27 años) Anne debe ver si el amor de su vida se le vuelve a escapar o sigue sintiendo lo mismo que ella. No encontramos el denominador común de las novelas de Austen, que es ese progresivo conocimiento y enamoramiento de dos jóvenes con la incertidumbre y emociones que conlleva, sino que seguimos a dos personas que ya se conocen, pero que son incapaces de adivinar los pensamientos del otro arriesgándose a perderse mutuamente por segunda vez.

Con la alternancia de planos estéticos y cómplices miradas a cámara, la película se debate entre un empalagoso romance de amor y lujo «de época» y una comedia romántica divertida y moderna. Se adivina una posible inspiración en la Mansfield Park del año 1999, quien nos dio a una Fanny cómplice que narraba y usaba frases célebres de Jane Austen desviándose del personaje pero al menos conservando el ingenio original. Es posible que intente seguir la estela de la ingeniosa y rápida Fleabag (cuyo carácter podría encajar con una irreverente adaptación si se hace bien). Tal vez trate de destilar la personalidad de Elizabeth Bennet, heroína más popular y apuesta más segura frente al carácter reflexivo y el corazón roto de Anne; y desde luego se conforma con establecer que para que una heroína resulte cercana a día de hoy debe ser adicta al vino y tropezarse con frecuencia.

Poco texto de la novela se encontrarán lectoras y lectores de Jane Austen en esta adaptación, en una fobia a lo antiguo, a la adaptación BBC, a la fidelidad, que traspasa los momentos de silencio incómodo tan magistrales de la autora a escenas verdaderamente absurdas y líneas totalmente fuera de lugar. Anne habla de un sueño extraño sobre un pulpo que le succiona la cara; revela en voz alta en medio de la cena haber sido la primera opción de su cuñado; grita por la ventana en un arrebato por adelantar su reencuentro con Wentworth, tirándose una salsera sobre la cabeza en el proceso; y decide hacer aguas menores tras un árbol imposiblemente cerca de sus compañeros de paseo, entre otros muchos momentos. En el instante en que el espectador comienza a preguntarse si no hay que ver la película en clave de parodia, se pasa a una escena en la que tiene lugar alguna conversación pseudo-profunda con el vocabulario y sintaxis más sencillas posibles y una desgana adormecedora.

Dichas conversaciones se unen a las condescendientes explicaciones de Anne, quien en su ruptura de la cuarta pared se dedica a explicar al espectador quién es cada persona, como muleta del flojísimo guion que ni siquiera es capaz de presentarnos las circunstancias y relaciones familiares sin necesidad de explicarlas, un obstáculo frecuente en Jane Austen que no obstante se ha conseguido sortear de diversas maneras en cualquier adaptación previa, y probablemente se enseñe en cualquier clase de estudios cinematográficos. Se convierte, pues, en una película que trata al espectador de tonto y asume que de otra manera, sin frases anacrónicas sacadas de Twitter o explicaciones a cámara, éste no sería capaz comprender la historia.

Hay poco que pueda hacer el mejor de los actores con el peor de los guiones, pero tirando del carro se encuentran tres destacables: Richard E. Grant como el Sr. Elliot, padre de Anne, quien en sus pocos minutos de pantalla está tan impecable como cabría esperar de su experiencia; Henry Golding, que trabaja bien con el poco personaje que tiene para el retorcido y desaprovechado William Elliot; y Mia McKenna-Bruce, que está perfecta en su interpretación vivaracha de la insufrible e hipocondriaca hermana de Anne, Mary.

En cuanto a la interpretación de Dakota Johnson, es posible que no anduviese totalmente desencaminada en su tranquila y silenciosa expresión tan propia de la protagonista de Persuasión, pero fracasa estrepitosamente debido a la dirección, guion, y falta de presencia. Su acento inglés resulta poco convincente, esforzadamente enunciado, pero sin la entonación británica adecuada y llena de gazapos e inflexiones americanas que dan una impresión de dejadez. Incluso sus momentos estelares de supuesta complicidad con el público resultan anodinos y vacíos, sin el brillo ingenioso de una heroína crítica y supuestamente tan irónica como lo sería la Austen narradora, tan importante en sus obras, (algo que de todos modos, de nuevo se desvía de la esencia de la sufridora Anne). Su falta de garbo y expresión en los encuentros más intensos con el capitán Wentworth (cuya supuesta timidez u opacidad es transmitida por Cosmo Jarvis con una especie de constante confusión o impedimento del habla) disminuyen la intensidad, e incluso su lectura de la famosa y catártica carta final resulta poco creíble a pesar del mar de lágrimas que consigue conjurar.

El poco cuidado a los modales, convenciones sociales, habituales pecados de vestuario y peluquería e incorrecciones históricas e incluso contextuales resultan, si bien los comunes puntos a criticar cuando se hila fino hasta en las mejores adaptaciones, el último de los problemas (aunque de sobra presentes) en esta adaptación que agua y reduce a Jane Austen contribuyendo a la peyorativa condena histórica a la que se ha enfrentado de «literatura romántica», «literatura de mujeres», «novela rosa»… Algo que parece estar muy en la línea de Netflix recientemente, que está apostando por la producción de abundante contenido de poca consistencia dirigido a un público adolescente y/o poco exigente.

Persuasión es una novela de desesperanza y sufrimiento humano ligado a un problema social de la época de Regencia, que arrastra la crítica social tan propia del ensayo del siglo XVIII y en ocasiones sumerge la punta del pie en la novela romántica que vendrá en el XIX. Quien la lee sobrevive a ser «mitad agonía, mitad esperanza», como el capitán Wentworth tan bien describe, a través de pequeñas gotas de sustento residente en miradas, silencios, encuentros y comentarios. Esta adaptación no ofrece más que un tranquilo y anodino paseo hacia el inevitable final feliz editando los conflictos y vueltas de tuerca de la novela original de manera torpe y ligera, y evitando los diálogos más profundos e inteligentes de una obra que no merecía un tratamiento como éste, pero sí una nueva adaptación a la altura de las expectativas que no hemos podido ver aquí.

Por Elena Truan Aguirre

Presidenta de Jane Austen Society España

Jane Austen, Jo March y la higuera de Plath

Este texto contiene SPOILERS de Mujercitas. 

 

La nueva adaptación de Mujercitas no ha gustado a todo el mundo. Algunos alegan que la narración in media res evapora el sentido de la historia original, que es acompañar a las cuatro hermanas March en su paso de la infancia a la madurez. Se dice también que Emma Watson, a pesar de transmitir toda la dulzura, la calma y la feminidad que emana Meg March, anula al personaje con su fallido intento de acento americano. No se consigue conectar con Beth March lo suficiente para apreciar su alma pura, su inagotable generosidad y su curiosa timidez, ni para lamentar tanto como se lamenta su muerte en la novela(a pesar de que la directora consigue mover al espectador con su maestría en la narración). Algunos son ciegos a la perfecta ejecución de Florence Pugh, floreciente estrella que ya deslumbró en Lady Macbeth y en la adaptación televisiva de King Lear junto a Anthony Hopkins, ambas producciones que pasaron muy desapercibidas en nuestro país. Tildan a Pugh de no ser lo suficiente joven, de no parecerse lo suficiente a Amy March… Sin en cambio alabar su acento, su increíble capacidad de mostrar un rango emocional infinito, ni su magistral lenguaje corporal. No diré que no son opiniones válidas y que resulta casi imposible complacer a los ávidos lectores de un clásico de semejante importancia, pues pocas producciones pueden competir con la imaginación de alguien que ha leído y amado una novela. No obstante, la actuación de Saoirse Ronan en el papel de Jo March resulta impecable. Ronan, seriamente rodeada de talento (Laura Dern, Meryl Streep y Chris Cooper son algunos de los veteranos que aparecen como los adultos con los que cuentan las hermanas March para apoyarse) encarna a una de las heroínas más modernas y queridas de la literatura con plena consciencia del peso que esto conlleva.

Lo que me trae a analizar esta adaptación en nuestro blog, generalmente dedicado únicamente a Jane Austen, es la manera en la que Greta Gerwig ha sabido traer a las pantallas modernas una dualidad humana que en el mundo femenino se arrastra desde hace tiempo. Aunque el término resulta anacrónico, bien se dice a menudo que Jane Austen era una escritora feminista, que publicó sus obras y se negó a casarse puramente por conveniencia, y dio vida a personajes parecidos a Jo March, mujeres que verbalizaban sus opiniones y pensaban por sí mismas en una época en la que su género las prefería en silencio. Jo, en principio, es un espejo del alma de toda mujer escritora hasta esa época (y más adelante, toda mujer escritora que tuvo que enfrentarse a la domesticidad como amenaza para su trabajo). Louisa May Alcott se basó en parte en sus hermanas para escribir Mujercitas, y en sí misma para Jo. Gerwig leva a cabo una magistral síntesis de la desazón de Jo cuando Laurie se promete a Amy, cuando Beth no está, cuando Meg ya tiene su propia familia, y ella descubre que su trabajo y pasión no solucionan su soledad.

Esta anagnórisis, que resulta un punto de inflexión para Jo, no es tan sencilla como una joven que quiere casarse y ha tardado demasiado en reconocerlo. No sólo nos muestra a una mujer del siglo XIX que está sufriendo al decidir entre independencia o domesticidad. Nos muestra el corazón roto de una joven de cualquier época que desea tenerlo todo y descubre que no es un camino tan fácil como el que emprenden aquellas afortunadas que encuentran la felicidad en el molde que la sociedad acepta (algo también importante en el personaje de Meg, a quien el día de su boda vemos imponerse a su rebelde y escéptica hermana con la tajante sentencia de feminismo real, que defiende la igualdad verdadera «que mis sueños sean distintos de los tuyos no los hace menos importantes»). Jane Austen probablemente viviese estos momentos una y otra vez, y especialmente en ocasiones como la noche en que decidió rechazar la propuesta de matrimonio que acababa de aceptar, o tal vez cuando Thomas Lefroy se marchó de su vida, si los rumores y esperanzas de las fans más románticas son ciertos. La punzante realidad que traspasa las épocas se siente cuando, viendo a Jo March doblada por el dolor junto a su madre, confesando el dolor que le produce esta dicotomía, una no puede evitar en pensar en la metáfora de la higuera de Sylvia Plath, que escribiría en La Campana de Cristal el siglo siguiente:

Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento.De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era E Ge, la extraordinaria editora, y otro higo era Europa y África y Sudamérica y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente.Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.

Lo que hace universal a Mujercitas, en fin, no son las «cosas que nunca cambian» como el casarse, tener hermanas, o las declaraciones de amor. No es tampoco la nostalgia de los modales, los vestidos o el sentarse junto al fuego, como a menudo se simplifica también a Austen y a muchas otras obras literarias. Lo que hace universal a Mujercitas es lo mismo que hace eterna a Austen y a Plath, al «no soy ningún pájaro» de Brontë. Piensen ustedes qué es.

¿Qué esperamos de la nueva adaptación de «Emma»? Crítica del trailer.

Tras la adaptación a la gran pantalla de «Lady Susan», titulada «Amor y Amistad», el listón está bastante alto para los que desean adaptar una obra de Jane Austen de nuevo. Si bien esta adaptación no era perfecta (pocas lo son), el tono irónico y la clave cómica fueron tal acierto que pocas adaptaciones se pueden medir con la obra de Whit Stillman en cuanto a guión. No obstante, Autumn de Wilde nos trae el trailer de su adaptación de «Emma» con una energía y una calidad muy prometedoras.

Nos encontramos ante una adaptación formada por un elenco de actores jóvenes, como corresponde a los personajes principales de la novela, muchos de ellos relativamente desconocidos, pero que ya cuentan con una trayectoria respetable. Les rodean los personajes secundarios, más mayores, encarnados por gigantes de la comedia británica: Bill Nighy es Mr. Woodhouse y la brillante Miranda Hart que apenas vislumbramos en el trailer es Miss Bates, y promete una ejecución impecable y desternillante. La interpretación de Nighy, en cambio, de la que no se duda en absoluto que será de calidad, parece extremadamente desviada del personaje original, siempre inválido, enfermizo, y distraído. En el avance, vemos a Mr. Woodhouse saltando al suelo de las escaleras, siempre erguido, muy espabilado y enérgico. Tendremos que ver qué juego da De Wilde con esta versión del personaje.

Poco llegamos a apreciar de los pretendientes de Emma, excepto que Mr. Elton y Mr. Churchill tienen una apariencia demasiado similar, (parece en el tráiler) poco recomendable para los enredos que nos esperan en Highbury. No hemos visto a Jane Fairfax (aún).

Un Mr. Knightley correcto, aunque distinto de los Knightleys a los que estamos acostumbrados en Mark Strong o Jonhny Lee Miller, es interpretado por Johnny Flynn, que puede parecer un poco joven para interpretar a Knightley, pero tiene exactamente 37 años, igual que su personaje. Por su parte, Anya Taylor-Joy (24 frente a los 20 de Emma, también correcto) tiene un punto pícaro y desdeñoso en su expresión, ese aire mimado y auto-suficiente que podríamos encontrar perfectamente en la guapa, rica, e inteligente Emma.

La puesta en escena, que apuesta por colores más vivos que los tonos pastel a los que las adaptaciones clásicas nos tienen acostumbrados, incluso en el vestuario (por fin), parece exquisita, y el vestuario, con peinados más realistas para la época, aunque resulten menos estéticos que el típico moño desestructurado de Hollywood. Cabe resaltar el pequeño homenaje a la autora que se aprecia en la cruz de ámbar que cuelga del cuello de Emma, igual que la que Jane Austen poseía.

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En general, parece que tenemos por delante una película muy prometedora, con un gran trabajo de investigación detrás, un brillante elenco, y una puesta en escena impecable. ¡Sólo nos cabe preguntarnos si el guión cumplirá con las expectativas de los austenitas más exigentes!

 

Por Elena Truan

LADY SUSAN SE VA AL CINE

Screen-Shot-2016-05-04-at-9.23.49-PM-300x225En los últimos meses hemos publicado varias entradas sobre la película «Love and Friendship». Anunciamos su llegada a los cines, hicimos una reseña que podéis leer aquí, y asistimos al preestreno en la Academia de Cine y al coloquio con Whit Stillman, cuyas interesantes palabras podéis leer aquí.

Hoy vamos a fijarnos en esta película, pero con una perspectiva diferente. De un modo bastante breve y esquemático, analizaremos el proceso de adaptación, los cambios producidos y nuestra opinión sobre el resultado. Por supuesto que agradeceremos que nos digáis vuestra opinión y que dejéis los comentarios que estiméis oportunos.

En primer lugar, vamos a reflexionar un momento sobre las adaptaciones cinematográficas de obras literarias. ¿Qué es lo que buscamos cuando vemos la película de un libro que hemos leído? ¿Que nos cuenten lo mismo? ¿Que se narre la historia fielmente hasta el último detalle? ¿Que el director reproduzca en la pantalla lo que nosotros hemos vivido en la imaginación? Si esas son nuestras expectativas, lo normal es que quedemos defraudados por varios motivos.

  1. Metraje: la «duración» de un libro suele ser mucho mayor a la de una película. Es necesario resumir información o simplemente eliminarla.
  2. Lenguaje: en las obras literarias se cuentan las historias con palabras, en el cine se narra con palabras e imágenes. Esta variedad implica ciertos cambios. Lo mismo ocurre con los ritmos narrativos. Lo que se puede contar con detenimiento en una novela resultaría tedioso en una película.
  3. Distintas visiones: cada uno lee las obras desde su subjetividad, por lo que la imagen que cada uno se crea de lo que lee es distinta. La del director de la película es una visión más.

Y otras razones en las que no nos detendremos para no aburriros.

Volviendo a lo que decíamos antes… Cuando decimos que buscamos que la adaptación sea fiel a la novela, ¿nos referimos a que la reproduzca página por página? Ya hemos visto que eso no es posible. ¿Entonces? Sería más correcto hablar de «fidelidad al espíritu». Y también podríamos utilizar un término que se emplea en estos casos: «cortesía». Es decir, el director recibe la obra original con respeto y deferencia. Y tras leerla y entenderla, ofrece su visión, procurando que mantenga el espíritu de la original, pero modificando lo que haga falta para lograr el resultado que estime óptimo. Por eso, los cambios que se produzcan no serán decisiones caprichosas sino, nunca mejor dicho, necesidades del guión.

Tras esta larga introducción, veamos el caso concreto de «Lady Susan» adaptada al cine bajo el título de «Love and Friendship».

Resultado de imagen de lady susan libroComo sabéis, «Lady Susan» es una novela epistolar. Todo lo que sabemos de la historia se cuenta en cartas de unos personajes a otros, siendo los principales interlocutores la misma Lady Susan Vernon, su cuñada Mrs. Vernon, el hermano de esta, Mr. de Courcy, la madre de ambos Lady de Courcy, y la amiga íntima de Lady Susan, Mrs. Johnson. Como consecuencia de esto, hay personajes que nunca hablan directamente, sino que sus palabras siempre nos llegan a través de un tercero. Por otra parte, el lenguaje escrito y el oral suelen variar, ya que en el primero hay más tiempo para la reflexión que en el segundo.

Todo esto tiene como consecuencia que el guionista se vea obligado a seleccionar las frases más relevantes y, en ocasiones, deba modificarlas para hacerlas más propias de una conversación. También será necesario entresacar las palabras de los personajes a los que se cita y convertirlas en líneas de sus diálogos.

En la película hay muchas citas textuales y esto logra mantener el nivel de la obra original. De hecho, si un espectador que no hubiera leído la novela seleccionara las frases que le parecen más importantes, divertidas, inteligentes…, no tengo ninguna duda de que la mayoría de los casos se trataría de frases que se han sacado literalmente de las cartas. Esto tiene como posible inconveniente el hecho de que las intervenciones de Lady Susan sean en ocasiones muy largas. Por lo que se le resta algo de naturalidad, y puede ser difícil seguir el hilo de la narración. Aunque esto se soluciona viendo otra vez la película. Una de las características de las obras de Austen es que con cada relectura se descubren cosas nuevas.

Resultado de imagen de love and friendship filmLos personajes de la película son muy fieles a su descripción en la novela. A Lady Susan, Mrs. Johnson y a Mrs. Vernon se las llega a conocer bien a través de sus cartas y, en mi opinión, las actrices elegidas y su interpretación son muy acertadas. Personalmente, creo que la elección de Kate Beckinsale ha sido uno de los mayores aciertos de esta película y una ocasión de oro para que esta actriz se luzca y saque a relucir algunas de sus dotes artísticas, que no puede mostrar en otros filmes en los que se destaca especialmente su belleza y le exigen menos recursos interpretativos.
Resultado de imagen de love and friendship filmHay otros personajes de los que tenemos menos datos y el guionista ha tenido que «inventar» más, como es el caso de sir James. Pero lo ha hecho siguiendo las pautas indicadas por la autora, es decir, sabemos que es tonto, alegre y manipulable. Y así se le representa. Reconozco que me reí muchísimo con la escena de «Church Hill» :P. Sobre los demás personajes solo diré que me parecen acordes a lo que cabría esperar de ellos según lo que se nos narra en las cartas.

La trama de la película es completamente fiel al argumento de la novela exceptuando una variación en un hecho y toda la parte final, que es completamente inventada, ya que la novela no llega a entrar en esos detalles.

Resultado de imagen de love and friendship filmLa variación se produce (SPOILER) cuando Mr. de Courcy visita a Mr. Johnson y descubre el doble juego de Lady Susan. En la novela se nos cuenta que esto se produce a través de una conversación entre ambos, y el caballero ya no vuelve a ver a Lady Susan, aunque le escribe un par de cartas. En la película se nos hace ver que es Mrs. Mainwaring la que descubre todo al leer una nota de Lady Susan para su amiga Mrs. Johnson. Este recurso acorta la historia y evita escenas innecesarias, sin variar lo central.

Respecto a los añadidos (SPOILER), la boda de Miss Vernon con Reginal de Courcy, la convivencia de Lady Susan con Mainwaring después de su matrimonio con sir James y el embarazo que esto produce; podemos decir cosas diferentes. La primera situación se predice en la novela, aunque no se llegue a contar. La segunda situación es fruto de la inventiva del guionista y, a mi modo de ver, queda un poco forzada, aunque pone de manifiesto la inmoralidad de Lady Susan y la estupidez de su nuevo marido.
Imagen relacionadaPor último, me detendré brevemente a comentar un aspecto muy importante en las adaptaciones y que está muy relacionado con lo que dijimos al principio sobre la «fidelidad al espíritu». Los que somos lectores asiduos de las obras de Jane Auten hemos disfrutado abundantemente con su ironía, su humor fino, su capacidad de penetrar el alma humana… Basta leer algunas de su frases para decir «esto es Austen 100%». Pues bien, yo creo que Whit Stillman ha logrado transmitir ese tono con bastante acierto, no solo gracias a su respeto de muchos extractos del texto original sino también con algunas de sus recursos adicionales, como por ejemplo el de presentar a los personajes con un letrero en el que aparece su nombre y una observación sobre su personalidad. Hay varios geniales y son un modo original de situarnos en la historia y darle un toque cómico.

Resumiendo: Imagen relacionadacomo adaptación me parece acertadísima y, como película, creo que hará las delicias de los Austenitas y resultará entretenida para el público en general, consiguiendo que algunos se replanteen su clichés sobre Jane Austen y dejen de encasillarla como autora de novelas rosas sobre señoritas que quedan a tomar el té. Algunos, no todos. Pero es que Austen no es una autora para todos los públicos, solo para los que saben apreciar el valor de su arte.

Por Miguel Ángel Jordán

 

PREESTRENO DE «AMOR Y AMISTAD» Y COLOQUIO CON WHIT STILLMAN

El pasado viernes 10 de noviembre tuvo lugar el preestreno de “Amor y Amistad” en la Academia de Cine de Madrid, seguido de un encuentro con Whit Stillman, director de la película.

“Amor y Amistad” hizo las delicias de los espectadores con la astucia, descaro y manipulación de Lady Susan. La proyección fue en V.O. subtitulada de modo que, al no tener que opinar sobre el doblaje, nos reafirmamos en nuestra crítica de mayo, tras el estreno de la película en Inglaterra.

coloquio
Tras la proyección, Whit Stillman subió al estrado para hablarnos de su obra y el proceso de realización de este trabajo Respondiendo a preguntas del público, W.S. nos reveló numerosos detalles interesantes de la película que os resumimos a continuación.

Con respecto a la adaptación de la novela, Stillman explicó la necesidad de introducir diálogos y crear otros personajes para suplir las carencias propias del estilo epistolar de la obra original, pero siempre manteniendo el tono de la novela. La opinión de Stillman sobre “Lady Susan” es que a diferencia de la mayoría de novelas inacabadas, que no suelen tener un gran valor, en esta se encuentran algunas de las escena más divertidas que el recuerda haber escrito.

Al parecer, Stillman también tuvo que enfrentarse a cierto sexismo durante este proceso ya que le dijeron que no podía hacer una película en la que los dos personajes principales (Susan Vernon y Alicia Johnson: Kate Beckinsale y Cholë Sevigny) fueran dos mujeres tan perversas. Pero él aludió al dúo formado por Michael Caine y Steve Martin en “Dirty Rotten Scoundrels” y planteó: “¿por qué no iba a funcionar?”  Asimismo, le recomendaron poner a Frederica como la dulce e inocente heroína en busca del amor, pero lo consideró un cliché y se negó a ese convencionalismo. Y es que W.S. confiesa que no soporta las otras adaptaciones de las novelas de Austen; “me duermo a los diez minutos”, reconoció divertido. Aunque, no obstante, alabó el trabajo de Ang Lee en 1995.

A la pregunta de si tenía a los actores en mente al escribir el guión, admitió que Kate Beckinsale fue la única con la que esto ocurrió. Pero que, cuando empezó a trabajar en este proyecto, hace diez años, ella era demasiado joven para el papel. Sin embargo, cuando todo estuvo listo Beckinsale era perfecta, aunque en algún momento se barajó el nombre de Sienna Miller.

Respecto a Chloë Sevigny afirmó que es buena imitando el acento inglés, pero, debido a las críticas que suele haber de este público hacia los actores no nativos, prefirió convertir su personaje en una americana, y por lo que nos comentó, ha quedado satisfecho con el resultado. Respecto al hecho de que los actores americanos sean censurados cuando interpretan a un personaje inglés, mientras que a los ingleses se les permita interpretar a americanos, W.S. admitió divertido que eso era así. “Renée Zellwerger es la única que puede hacerlo bien y hay quien opina que Gwyneth Paltrow también sabe…”

¿Por qué “Amor y Amistad”? ¿Por qué no “Lady Susan”? Ante esta pregunta, Stillman aclaró que la novela original de Austen no tiene título y que él personalmente tuvo la oportunidad de examinar el manuscrito. “Lady Susan” fue el título que se le otorgó con posterioridad, siguiendo el estilo que ella w-s-e-tsolía emplear en sus primeros trabajos, como es el caso de “Elinor y Marianne” (Sense and Sensibility), “Susan” (Northanger Abbey). Sin embargo, según este director, los nombres propios anglosajones no suelen funcionar bien como títulos de películas. Por esta razón, antes de inventarse uno nuevo, él prefirió utilizar uno de otra obra inacabada de Austen.

Tras el coloquio, W.S. se detuvo a conversar con todos aquellos que quisieron acercarse  y se mostró abierto, amable y divertido. Para finalizar diremos que si bien fue una gran experiencia, no se trató de una sorpresa teniendo en cuenta lo bien que este director y guionista ha sabido adaptar una obra de nuestra autora predilecta de manera tan brillante.

 

Love and Friendship: Esto es Jane Austen

Esta adaptación no llegará a los cines españoles hasta el 11 de Noviembre, pero puedo asegurar que merece la pena esperar. Tuve la oportunidad de ir a verla este fin de semana, habiendo esperado apenas un día tras su estreno. No voy a mentir; he ido dos veces. Iría una tercera.

No me repetiré explicando que Whit Stillman es la pareja perfecta de Jane Austen, como han hecho numerosos críticos de cine antes de mí. Sobre todo porque desconozco la obra de este director y esta semana ha sido la primera vez que oigo de su fama para retratar las vidas de jóvenes privilegiados. En cambio, sí conozco la obra de Jane Austen, y me atrevo a decir que esta película es lo que ella había querido escribir. Tal y como sugería el tráiler, ésta no es una historia de amor azucarada con vestidos en colores pastel y risitas ante el tocador. Aquí tenemos un retrato satírico, ridículo, y desternillante de la nobleza rural inglesa.

Dispuesta a lo que sea por salvarse de la pobreza, Lady Susan Vernon, recientemente enviudada y viviendo a costa de visitar amigos, se ve obligada a abandonar Langford, la residencia del divinamente atractivo Lord Manwaring, su rica y joven esposa, y la hermana menor soltera de éste. Con ella va su hija, Frederica Vernon, quien se lleva consigo el corazón de Sir James Martin, antiguo pretendiente de Maria y ahora prendado de Frederica, algo sospechosamente favorable para Lady Susan. Su próxima residencia será Churchill, el hogar de su cuñado Charles Vernon, su esposa Catherine, y el joven y atractivo Reginald de Courcy, hermano de ésta. Desde allí llevará a cabo, asistida por su fiel amiga la insensible Alicia Johnson, todos sus planes para conseguir sus propósitos, haciendo malabares entre el empuje de Frederica a un matrimonio ventajoso, su propia posición en la sociedad, y los diversos hombres que maneja como marionetas con su encanto, su decisión y su don para las palabras.

Whit Stillman se ha basado para Love and Friendship en Lady Susan, una novela corta e inacabada (o acabada, más bien, con un abrupto cambio del estilo epistolar a la voz narradora en una rápida conclusión). La película empieza con una exquisita banda sonora tan solemne como cómica, y la mencionada salida de nuestra  astuta Lady Susan de Langford. No revelaré los agudos e inteligentes recursos del director, pero se asegura de que nadie se pierda, como suele pasar en las novelas de Jane Austen, en el mar de familiares, amigos y conocidos que rodean a la protagonista. La tardanza en hacer llegar esta joya a España, que ya ha sido estrenada sin embargo en Francia, la atribuyo a que uno de los recursos del director para adaptar las cartas a la pantalla incluye palabras  y subtítulos en perfecta caligrafía sobre la imagen, y es posible que además del doblaje (del cual aconsejo huir), la traducción y edición de dichos recursos implique un proceso más largo del acostumbrado. Poco a poco, Lady Susan va enredando a todos ellos (y al público) en su tela de araña, en un constante duelo de ingenio en el cualquiera que intente derrotarla tiene todas las de perder. La obra no deja de recordar que lo que se caricaturiza aquí es el drama de la situación de las mujeres que en esa época no conseguían casarse y carecían de recursos: parafraseando a Lady Susan cuando alecciona a su hija, “pasar hambre en el colegio es una cosa, pero el hambre del indigente es algo muy distinto. ¿Es eso lo que quieres?”.  Se trata de una persecución del matrimonio, como otros trabajos de Jane Austen, pero de una forma completamente distinta a cualquiera de sus obras. Lady Susan es inteligente como Elizabeth Bennet, influyente como Emma Woodhouse, y perseverante como Anne Elliot, pero todas estas heroínas juntas no son capaces de reunir la suficiente malicia para igualar a la astuta, manipuladora e implacable Susan Vernon.

Kate Beckinsale ofrece una impecable interpretación de este personaje, dotándola del encanto que la hace tan peligrosa. En el papel de su perspicaz cuñada, Catherine Vernon, “née de Courcy”, Emma Greenwell, a quien ya hemos visto como Caroline Bingley en Orgullo+Prejuicio+Zombies, la sigue de cerca; Chloë Sevigny como la mejor amiga de Lady Susan, Mrs. Johnson, si bien a la sombra de Lady Susan, es correcta; y especial mención merece Jemma Redgrave y su Lady de Courcy, con su naturalidad refrescante que acerca al público a la historia un poco más. Morfydd Clark, (otra “pescada” de lo último del cine austenita, una breve Georgiana Darcy en Orgullo+Prejuicio+Zombies) es la dulce hija de Lady Susan, Frederica Vernon. Este coro de mujeres domina la mayor parte de la acción de la historia, y cada una en su papel ofrece un frente fuerte, capaz de lidiar con elegancia y naturalidad con las dificultades que el huracán Susan les plantea, y también con los hombres con los que viven. Stephen Fry apenas hace un cameo, dejando brillar a James Fleet (otro veterano austenita; fue John Dashwood en Sentido y Sensibilidad en 1995), fantástico estereotipo de propietario rural y padre de familia inglés. Pero es sin duda Tom Bennett en el papel del estúpido, si, estúpido Sir James Martin, el que causa sensación. No hay otra palabra; es un auténtico bobo que provoca carcajadas incontrolables en el público de cualquier edad y deja con ganas de más cada vez que sale del plano. Tras su primera aparición, arrancó un amago de aplauso en la sala de cine que por un momento nos hizo creer que estábamos en el teatro.

Con vestidos que más anticipan la moda victoriana que decantarse por el corte imperio y una iluminación agradable y natural, Stillman se centra en el lado divertido de Austen dando importancia a lo que realmente la tiene: los diálogos. Ciertos recursos, como la adición de un personaje con quien hablar aquí o allá, se entienden como necesarios para dar voz a lo que se escribe en esta novela epistolar. La banda sonora se detiene con los diálogos en los que, con ese agudo sarcasmo de nuestra autora preferida, nos enteramos de todo lo que necesitamos saber para las situaciones que les siguen. Con Stillman no es necesario buscar grandes parques, plazas o jardines; el encuadre de un bonito salón o la esquina del jardín, o incluso la subida de unas escaleras, es suficiente para enmarcar a la perfección lo escrito por Austen y hacer que el público se centre en las palabras y no en el paisaje. Los más puristas arrugarán la nariz con algunas libertades que el director se ha tomado para completar la historia, y son ciertamente algo molestas. En vista a que es una novela epistolar, lo cual dificulta el proceso de adaptación al cine, y que termina abruptamente, dichas libertades podrían perdonarse, sobre todo si se piensa en la poca fidelidad al tono de la novela de otras adaptaciones más románticas. En cambio, Love and Friendship acierta tanto con el tono de la novela, que no sólo ayuda a la comprensión de su humor a los austenitas principiantes, sino que satisfactoriamente acerca la obra a todo fan de la autora, y el guión es tan delicioso que los no iniciados correrán a por el libro según salgan del cine.

 

Como anotación final, quiero mencionar que la primera vez que vi la película fue particularmente interesante porque fui acompañada de dos amigas muy opuestas: Una de ellas había leído la mayoría de las obras de Jane Austen. La segunda no había oído hablar de ella hasta hace apenas una semana.

La primera salió del cine intensamente satisfecha, declarando que la vería de nuevo sin pensárselo dos veces. “Esto es de lo que se trata Jane Austen realmente” dijo con una sonrisa de oreja a oreja. De nacionalidad inglesa, mi amiga pasó gran parte de la película entre lágrimas de risa diciendo: “es igual que mi padre” cada vez que Lord de Courcy o Charles Vernon abrían la boca. De lo que deduzco, sin conocer al progenitor de esta joven, que mis opiniones en cuanto a la perfección de la caricatura son correctas.

La segunda de mis amigas, que acababa de tener su primer contacto con Jane Austen, seguía riéndose media hora después de salir de la sala de cine; quería ver la película de nuevo, comprarse el DVD, y lo más importante: leerse el libro. Ahora quiere leerse todo lo que haya escrito, y saltando de alegría, nos dio las gracias a mi otra amiga y a mí repetidas veces por “presentarle a Jane Austen”. Hemos creado una austenita. O más bien, Whit Stillman está creando a cientos en todos los cines del mundo, o al menos eso espero: que más gente tenga la reacción de mi amiga y comience a leer Jane Austen manteniendo el humor y la ironía en mente cuando lo haga.

Esto, damas y caballeros, es Jane Austen. El sarcasmo, los modales, la manipulación, y la sátira. Esto y no otra cosa, es lo que se encuentra en sus novelas. Ang Lee consiguió aproximarse con su Sentido y Sensibilidad, gracias a aquella ridícula Mrs. Jennings y el inigualable Mr. Palmer de Hugh Laurie.No obstante, Love and Friendship, de Whit Stillman, hace que la adaptación de Orgullo y Prejuicio de Joe Wright o el Northanger Abbey de Jon Jones se parezcan más (con todos mis respetos a la belleza de estos títulos y sus fantásticos directores) a la Cenicienta  de Kenneth Branagh que a la mordaz sátira de Jane Austen. Gracias, Stillman. Nos has traído a la auténtica Jane.

 

Por Elena Truan, presidenta de JASES

Por fin: el tráiler de “Love and Friendship” es todo lo que esperábamos

El 11 de Noviembre llega a España la adaptación de Lady Susan, dirigida por Whit Stillman, y el tráiler no podría tener mejor aspecto.

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Versado en mostrar la vida de jóvenes privilegiados en sus películas, Whit Stillman es un aficionado a las novelas de Jane Austen, aunque confiesa que la primera novela que leyó, “Northanger Abbey”, no le gustó en absoluto, pero continuó leyendo a Austen y cambió de opinión con respecto a la autora inglesa. Lo cuenta en una entrevista para The Kamla Show, en la que opina que “el lado gracioso de Austen está demasiado descuidado”. Y tiene toda la razón.

Stillman y Austen son, en palabras de Owen Gleiberman para BBC Culture, “una unión tan obvia que te hace preguntarte por qué han tardado tanto en juntarse”. El guionista y director ha sacado a pasear, parece, el auténtico espíritu Austen, la mordacidad, el sarcasmo y la parodia que, si bien puede pasarse por alto a favor del romanticismo (y así se ha hecho en Hollywood hasta ahora) en el resto de sus novelas, es imposible esconder en Lady Susan. Admitiendo que Stillman se ha tomado ciertas libertades, pero excusándolo en una referencia a las dulces y alegres adaptaciones anteriores que tampoco son 100% fieles, Gleiberman asegura que la película “aprovecha el lado de Austen que veía el amor como algo que muchas mujeres, si no la mayoría, no podían permitirse.”

“’Love and Friendship’ tiene un gran sentido de la sensibilidad de Austen”, es el satisfactorio título que Richard Roeper da a su crítica para el Chicago Sun-Times, en el que se alaba la interpretación de Chloë Sevigny, que da vida a Alice Johnson, la mejor amiga de Lady Susan. A Kate Beckinsale, que tiene experiencia en el mundo austenita tras haber interpretado a Emma en 1996 junto a Mark Strong, tampoco le faltan alabanzas. “Beckinsale lleva a cabo una de las mejores interpretaciones de su carrera como Lady Susan Vernon”, asegura Roeper.

Incluso Beckinsale está sorprendida con esta nueva adaptación. “Estoy bastante familiarizada con Jane Austen y creo que es increíblemente perspicaz y divertida pero no me había dado cuenta de que tuviera una vena tan pícara”, asegura en una entrevista a The Telegraph.

Esto es lo que más llama la atención en el tráiler de Love and Friendship. La iluminación es perfecta, el vestuario impecable. La interpretación es fantástica y hay críticas muy favorables, no sólo para Beckinsale y Sevigny, sino también para Tom Bennett y su tonto personaje, Sir James Martin, y el siempre genial Stephen Fry (quien, según cuenta Whitman, fue el primero del reparto en unirse a la producción). Pero tiene algo más; música cómica, miradas picarescas, e ironía, ironía y mordacidad que desbordan cada una de las escenas. No estamos ante un azucarado baile de vestidos y casacas, no estamos ante un paisaje cruzado por dorados carruajes: estamos, parece, ante el auténtico espíritu austeniano de crítica social y escandalosa crueldad disfrazada de perfecta elocuencia y elegantes diálogos.

A Gleiberman le parece “un giro moderno”, y Beckinsale cuenta cómo un público muy curtido estaba “en shock y horrorizado ante el comportamiento de esta mujer en 1794”. Habrá que esperar a ver la película para saber si realmente es moderno, o si simplemente Stillman ha sabido enseñar la cara de Austen que ella realmente quería mostrar en lugar de simples historias de amor romántico. Lady Susan es sin duda un personaje especialmente implacable, pero no es la única de sus novelas, y no podemos sino alegrarnos de que el auténtico ingenio y descaro de los personajes austenianos por fin salga a la luz para maravillar al público, y no quede escondido detrás de las parejas enamoradas o los bailes a la luz de las velas. Y Lady Susan sin duda es la novela perfecta para ello.

Tráiler de Love and Friendship:

https://www.youtube.com/watch?v=8MaSK3POHI0

Hemos ido a ver Orgullo + Prejuicio + Zombies para que no tengas que ir tú (o te convenzas de ir)

Lo sabemos. Lo llevas pensando desde hace un tiempo. ¿Deberías ir a ver Orgullo + Prejuicio + Zombies? Te gusta Jane Austen, te gusta Elizabeth Bennet, te gustan las películas de época, puede que incluso te gusten los zombies. Pero, ¿Cómo mirarás luego a tus profesores de literatura a la cara? ¿Con qué cara dirás luego a tus compañeros de trabajo, cuando te pregunten qué hiciste el fin de semana, que te fuiste a ver una película de zombies mezclada con Jane Austen? Bueno, como presidenta de JASES me he sentido en la obligación de ir en avanzadilla y ver la dichosa película, para que los que queréis verla, no os sintáis tan mal por ir, y los que no queréis, tal vez os convenzáis de ir, u os reafirméis en vuestra decisión.

La trama, por supuesto, no es mala. Ya lo sabéis, me diréis, es Orgullo y Prejuicio. Sí que lo es, pero hay algo más. La película no cumplió dos grandes temores que me acechaban: Uno, no es una película que aprovecha el clásico gótico inglés que, aunque más victoriano que de Regencia, suele dar tanto resultado en las películas de Hollywood combinado con flotantes vestidos y neblinosos bosques. No se regodean demasiado en el misterio de la luz de las velas, ni los zombies son de esa estética burtoniana que combina putrefacción con belleza. Dos, tampoco es una película punk de las que añaden música rock a la estética del siglo XVIII, en la que los personajes saltan a ser otro totalmente distinto que deja de bailar para luchar como un protagonista tarantinesco, sin ninguna explicación lógica del origen de sus habilidades en el cuerpo a cuerpo.

Tratando de mantener el carácter inglés con caricaturas propias de un periódico de la época, nos explican al principio que los zombies son una plaga que proviene de más allá del mar, que se culpa a los franceses (y éstos a los ingleses por supuesto) y que las clases altas aprenden a defenderse a través de técnicas asiáticas. Que el exotismo se ponga de moda en Inglaterra no es ninguna sorpresa, y así se introducen las razones de que Elizabeth Bennet sea tan fantástica matando zombies. Y así, tenemos un Darcy con katana, una Lizzie de artes marciales, y los angelicales Jane y Bingley que son más de pistola.

Mientras que las dos tramas –los no-muertos y la búsqueda de marido– se las arreglan más o menos para encajar respetando la época histórica y el carácter de los personajes, éstos últimos no sobreviven todo lo bien que deberían al apocalipsis zombie. La altanería de Darcy pasa bastante desapercibida por culpa de que no parece una época para frivolidades, y él es un coronel consagrado a la seguridad de la población. El actor, Sam Riley, queda bastante lejos del Darcy alto, apuesto e imponente, misterioso incluso, que se espera de él. Bingley y Jane, tratados en pareja pues son igual el uno al otro, sirven de bonito complemento a la pareja principal, agradables a la vista pero de poco diálogo. Douglas Booth es sin duda tremendamente apuesto, pero gracias a su escaso personaje sus dotes de interpretación, que no destacan de todas formas, pasan desapercibidas; mientras que su compañera Bella Heathcote ofrece una buena interpretación pero poco papel con el que lucirse si no es mostrando sus grandes ojos azules. La Elizabeth Bennet de Lily James es correcta, lo cual no es ninguna sorpresa: es un personaje que soporta cualquier universo en el que la mujer tenga que salirse del papel que la tradición le asignó. No llama la atención, pues el guión no plantea ningún reto, pero la actriz se desenvuelve muy bien.

Sin mucho ingenio, para los personajes recurren a la estética habitual: Darcy siempre se viste de negro; Bingley de colores más claros; Elizabeth, de cabello castaño, escogerá colores terrosos y más oscuros; Jane, rubia, opta por el blanco y los crema; Lydia y Kitty los colores pastel y Mary, de negro o gris.

En cuanto a personajes secundarios, encontramos a una poco lucida Lena Headey en su característico papel de mujer poderosa e intimidante. Lady Catherine de Bourgh recibe una equivocada interpretación; es un personaje que en caso de zombies probablemente se escondería en su mansión sin importarle nada más. Pero toda su ridiculez desaparece para convertirla en una especie de héroe de novela gráfica con poco protagonismo en proporción a sus minutos en pantalla. Por su parte, Matt Smith en el papel de Mr. Collins está divertido; una nueva interpretación del sacerdote que no es ni el seguro y pomposo Collins de 1995 ni el tímido e incómodo de 2005, sino un torpe y desgarbado primo que resulta bastante cómico, aunque de nuevo, brilla poco. Wickham y Lydia no tienen nada que merezca la pena mencionar; el personaje de ella está descuidado, dado por sentado, y Jack Huston parece que hace lo que puede pero carece de la labia y el atractivo (no físico) del personaje.

La poca atención a los personajes se debe a que el protagonismo de los zombies y su trama obligan a recortar numerosas escenas originales que es una auténtica lástima perder. Elizabeth no pasa por Pemberley; Jane jamás va a Londres; la fantástica escena de la proposición de Collins a Lizzie queda en nada, mientras que se decide alargar la primera proposición de Darcy a Lizzie a una poco elegante, aunque divertida pelea en la que Elizabeth está bastante fuera de personaje. Hollywood es Hollywood, pero le da a la película ritmo y velocidad, que es al fin y al cabo lo que pide el género de acción.

Dicho todo esto, es una película entretenida, divertida incluso. El público austenita se deleitará viendo cómo son Netherfield o Pemberley; encontrándose con el fantástico (y con muchos menos minutos de los que merece) Señor Bennet, interpretado por Charles Dance, que es incapaz de hacer un mal papel; o apreciando que se haya mantenido la englishness de la novela, y no se hayan dejado por el camino las frases originales más icónicas. Aunque con la sensación de ser una cierta impureza, una cita de Northanger Abbey y otra de Emma se cuelan como homenaje y no se puede evitar cierta sonrisa al escucharlos… Se aprecia cierto cariño por la autora y por esta obra que es, al fin y al cabo, una de las más importantes y leídas de la literatura universal. La película no se ríe de Jane, se ríe con ella, y no pasa absolutamente nada si nosotros hacemos lo mismo.

El Coronel Brandon se ha visto obligado a marcharse

“Tiene que tratarse de algo extraordinario, si el coronel Brandon se ha visto obligado a dejar mi mesa tan de repente” (Sentido y Sensibilidad, Capítulo XIII).

Sin duda es algo extraordinario lo que ha hecho que nuestro querido Coronel Brandon, Alan Rickman, se marche. A sus 69 años, un cáncer se ha llevado a uno de los actores más queridos y admirados del panorama artístico internacional.

Alan Rickman fue notablemente conocido por su calmada voz profunda, cálida por la gravedad de su timbre, pero fría por la lenta delicadeza con la que era capaz de decir sus líneas. Esta voz, que él afirmaba que debía a un problema al hablar por no poder mover la mandíbula con total libertad, le dotó de especial habilidad para interpretar con maestría papeles de villano: Hans Gruber en La Jungla de Cristal, 1988; el Juez Turpin en Sweeney Todd, en 2007; el más cotidiano y simple marido de Emma Thompson, que le es infiel en Love Actually en 2003. Uno de sus papeles más conocidos fue el tan odiado y a la vez, tan querido Profesor Severus Snape en la saga de Harry Potter. Ha sido Ronald Reagan, Luis XIV, Grigori Rasputín y Teobaldo Capuleto.

Pero sin duda el papel por el que todos los austenitas le recuerdan es por su maravillosa presencia en la adaptación de Sentido y Sensibilidad de 1995, dirigida por Ang Lee. Rickman supo interpretar a la perfección al noble y tierno Coronel Brandon. A pesar de no ser el prototipo de apuesto galán, y compitiendo con Hugh Grant como Edward Ferrars y Greg Wise como Willoughby, consiguió robar el corazón de toda espectadora.

Era fácil enamorarse de la gentileza, misterio y triste pasado de un personaje como el Coronel Brandon leyendo Sentido y Sensibilidad; no obstante, con los ojos azules de Grant y el desenfado de Wise a su lado, no se puede sino reconocer el mérito de este queridísimo actor, que encarnó todas y cada una de las cualidades de su personaje sin esfuerzo alguno.

Sin embargo, tal vez no necesitara dicho esfuerzo. Tal vez Alan Rickman, a pesar de su temible voz oscura y aterciopelada y su maestría con la mueca de malvado desprecio, ya poseyera toda la dulzura y amabilidad de su alter ego austeniano. Desde la noticia de su muerte, cientos de alabanzas de sus amigos y compañeros han invadido las redes. Su amiga y compañera Emma Thompson, con la que rodó Sentido y Sensibilidad y a quien más tarde dirigió en Truly, Madly, Deeply (1990), entre otros trabajos juntos, le ha dedicado estas hermosas palabras:

“Alan era mi amigo así que esto es difícil de escribir porque acabo de darle un beso de despedida.

Lo que más recuerdo en este momento de dolorosa despedida es su humor, inteligencia, sabiduría, y amabilidad. Su capacidad de cortarte con una mirada o levantarte el ánimo con una palabra.

Esa intransigencia que hacía de él el gran actor que era: su inefable y cínico ingenio, la claridad con la que veía la mayoría de las cosas, incluida a mí, y el hecho de que nunca se callaba su opinión. Aprendí mucho de él.

Era el mejor de los actores y directores. No podía esperar a ver lo siguiente que iba a hacer con su cara. Me considero enormemente privilegiada de haber trabajado con él tantas veces y de haber sido dirigida por él.

Era el aliado definitivo. En la vida, en el arte y en la política. Confiaba en él por completo.

Era, sobre todas las cosas, un raro y único ser humano y no veremos a nadie igual jamás.” (Traducido por Elena Truan)

Dave Itzkoff, del New York Times, ha sido quien ha compartido esta declaración, que nos hace desear haberle conocido en persona, tras haber tenido la suerte de poder conocer su obra.

Palabras que sin duda nos acompañarán para siempre cada vez que veamos de nuevo al Coronel Brandon en la pantalla, derrochando ese tierno aplomo y esa nobleza que, parece ser, no estaba ante la máscara de su actuación, sino tras ella.

Por Elena Truan.