El Coronel Brandon se ha visto obligado a marcharse

“Tiene que tratarse de algo extraordinario, si el coronel Brandon se ha visto obligado a dejar mi mesa tan de repente” (Sentido y Sensibilidad, Capítulo XIII).

Sin duda es algo extraordinario lo que ha hecho que nuestro querido Coronel Brandon, Alan Rickman, se marche. A sus 69 años, un cáncer se ha llevado a uno de los actores más queridos y admirados del panorama artístico internacional.

Alan Rickman fue notablemente conocido por su calmada voz profunda, cálida por la gravedad de su timbre, pero fría por la lenta delicadeza con la que era capaz de decir sus líneas. Esta voz, que él afirmaba que debía a un problema al hablar por no poder mover la mandíbula con total libertad, le dotó de especial habilidad para interpretar con maestría papeles de villano: Hans Gruber en La Jungla de Cristal, 1988; el Juez Turpin en Sweeney Todd, en 2007; el más cotidiano y simple marido de Emma Thompson, que le es infiel en Love Actually en 2003. Uno de sus papeles más conocidos fue el tan odiado y a la vez, tan querido Profesor Severus Snape en la saga de Harry Potter. Ha sido Ronald Reagan, Luis XIV, Grigori Rasputín y Teobaldo Capuleto.

Pero sin duda el papel por el que todos los austenitas le recuerdan es por su maravillosa presencia en la adaptación de Sentido y Sensibilidad de 1995, dirigida por Ang Lee. Rickman supo interpretar a la perfección al noble y tierno Coronel Brandon. A pesar de no ser el prototipo de apuesto galán, y compitiendo con Hugh Grant como Edward Ferrars y Greg Wise como Willoughby, consiguió robar el corazón de toda espectadora.

Era fácil enamorarse de la gentileza, misterio y triste pasado de un personaje como el Coronel Brandon leyendo Sentido y Sensibilidad; no obstante, con los ojos azules de Grant y el desenfado de Wise a su lado, no se puede sino reconocer el mérito de este queridísimo actor, que encarnó todas y cada una de las cualidades de su personaje sin esfuerzo alguno.

Sin embargo, tal vez no necesitara dicho esfuerzo. Tal vez Alan Rickman, a pesar de su temible voz oscura y aterciopelada y su maestría con la mueca de malvado desprecio, ya poseyera toda la dulzura y amabilidad de su alter ego austeniano. Desde la noticia de su muerte, cientos de alabanzas de sus amigos y compañeros han invadido las redes. Su amiga y compañera Emma Thompson, con la que rodó Sentido y Sensibilidad y a quien más tarde dirigió en Truly, Madly, Deeply (1990), entre otros trabajos juntos, le ha dedicado estas hermosas palabras:

“Alan era mi amigo así que esto es difícil de escribir porque acabo de darle un beso de despedida.

Lo que más recuerdo en este momento de dolorosa despedida es su humor, inteligencia, sabiduría, y amabilidad. Su capacidad de cortarte con una mirada o levantarte el ánimo con una palabra.

Esa intransigencia que hacía de él el gran actor que era: su inefable y cínico ingenio, la claridad con la que veía la mayoría de las cosas, incluida a mí, y el hecho de que nunca se callaba su opinión. Aprendí mucho de él.

Era el mejor de los actores y directores. No podía esperar a ver lo siguiente que iba a hacer con su cara. Me considero enormemente privilegiada de haber trabajado con él tantas veces y de haber sido dirigida por él.

Era el aliado definitivo. En la vida, en el arte y en la política. Confiaba en él por completo.

Era, sobre todas las cosas, un raro y único ser humano y no veremos a nadie igual jamás.” (Traducido por Elena Truan)

Dave Itzkoff, del New York Times, ha sido quien ha compartido esta declaración, que nos hace desear haberle conocido en persona, tras haber tenido la suerte de poder conocer su obra.

Palabras que sin duda nos acompañarán para siempre cada vez que veamos de nuevo al Coronel Brandon en la pantalla, derrochando ese tierno aplomo y esa nobleza que, parece ser, no estaba ante la máscara de su actuación, sino tras ella.

Por Elena Truan.

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